Rompiendo las barreras

Esto es debido a los llamados Bloqueos. Son miedos, normas, limitaciones... que hacen que no se pueda llegar a conseguir el pleno uso de nuestro pensamiento divergente.Algunos ejemplos de bloqueos:

- Edad: nos pone limitaciones a la hora de percibir el mundo que nos rodea.
- Respeto excesivo a las normas: necesidad interna de cumplirlas, de no transgredirlas.
- Miedo al grupo: a su rechazo.
- Obsesión por la perfección: miedo a no obtener nunca el resultado deseado.
- Medios insuficientes: carencia de los necesarios para llevar una idea a la práctica.
- Presión social: contextos.
- Temor a empezar: miedo a la hoja en blanco.
- Temor a terminar: a no saber concluir algo, a ponerle fin.
- Miedos y fobias.
- Falta de confianza.
- Falta de motivación.
- Racionalización excesiva.

Alvin L. Simberg en el libro de Scout y Davis "Estrategias para la creatividad" clasifica estos obstáculos de la forma en la que muchos autores estarán de acuerdo y utilizarán posteriormente. Más adelante, Sikora, sigue esta clasificación, aunque afirma que cada uno de estos parámetros de la creatividad tiene sus propios bloqueos por lo que considera que no estamos ante una enumeración completa sino, más bien, ante una ilustración de los diferentes bloqueos. Él trata de completar la teoría añadiendo tres grupos de bloqueos según su naturaleza:

- Bloqueos emocionales: en general miedo a hacer el ridículo, o a equivocarnos, y está relacionado con una autocrítica personal negativa. Trabajar con prisas, necesitando encontrar una solución de forma rápida y sin valorar las posibles consecuencias o las otras posibles soluciones, crea en el sujeto una ansiedad que puede desembocar en más bloqueos.También trabajar con mucha seguridad, confiando plenamente en la efectividad de nuestras acciones puede ser un error, pues entrando en terrenos desconocidos, no podemos prever las consecuencias de nuestros actos, y puede que nosotros no nos bloqueemos, pero sí el proceso por no llevarlo a cabo adecuadamente. Y al contrario, sin una mínima seguridad en nosotros mismos, al primer tropiezo, huiremos despavoridos.Pereza a la hora de comenzar el proceso.Hipercriticismo, valorar excesiva y exageradamente todo lo que hacemos retrasará el pensamiento creativo.

- Bloqueos perceptivos: al percibir el mundo que nos rodea, lo vemos con una óptica limitada y reducida, no pudiendo observar lo que los demás, los creativos, ven con claridad.Muchas veces las experiencias previas al suceso nos impiden resolverlo, por miedo a repetir errores del pasado o por otros motivos, incluso a veces llegando a no tenerlas en cuenta también erramos al solucionarlo: sujeción funcional.Procediendo siempre mecánica e irreflexivamente al resolver problemas no damos cabida a nuevas posibilidades que podrían sernos más eficaces: rigidez en el modo de solucionar.Cuestionándonos siempre las posibles consecuencias de nuestras acciones hace que, muchas veces, no demos el paso de llevarlas a cabo. El error del bloqueo es que busca relaciones "causa-apariencia" no "causa-efecto" (García García 1984, 183).A veces, seguir el consejo de los que anteriormente trabajaron el mismo campo es un error más que una ayuda, pues no motiva la búsqueda de nuevas teorías y resoluciones y estanca los procedimientos que requerirían nuevas ideas.

- Bloqueos culturales: las normas sociales nos entrenan para ver y pensar de una manera determinada, lo que nos da una visión estrecha.Adaptarse a las normas establecidas, no sentir la necesitad de transgredir, seguir siempre al grupo siendo incapaces de pensar por separano limita los juicios de los individuos.Aparentemente, el juego y el trabajo son totalmente contrarios, pero si se consiguen unir se consigue una gran motivación y productividad, además de un incentivo creativo.La exagerada valoración del éxito en la sociedad muchas veces no da cabida al fracaso, ni siquiera como forma de aprendizaje; de esta forma, los individuos pocas veces se arriesgarán a tareas en campos desconocidos y poco explorados.Como ya hemos dicho, existen muchos bloqueos relacionados con el sexo o la edad, y muchas veces es el entorno social quien asigna las funciones no permitiendo maniobrar fuera de estas tareas impuestas.También la sociedad mira mal, sospecha, tacha de peligroso o de poco educado y respetuoso a aquel que cuestiona el orden social, lo establecido, duda de los valores o es curioso con su entorno.Muchas ideas no llegan a cuajar en sociedad precisamente porque no se les da tiempo. Las novedades son juzgadas en el momento en el que salen a la luz, antes de que se implanten totalmente y tengan efectos plenos sobre el entorno, y muchas veces son suprimidas pues los primeros resultados no convencen a los individuos.


El verdadero perdedor no es aquél que no gana.El verdadero perdedor es aquél que tiene tanto miedo a no ganar que ni siquiera lo intenta.

"Pequeña Miss Sunshine" (Jonathan Dayton & Valerie Faris)


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